Crazy Miss Sunshine Little Space

Witches and Vampires


Disclaimer: Los personajes pertenecen a mi adorada Stephenie Meyer, solo alguno que otro personaje loco y la historia son mías (:

Prefacio


No sabía lo que hacía, ni lo que sentía.


Mi mente seguía bloqueada, no se me ocurría nada que pudiera hacer. La 

cabeza me dolía y sentía mis párpados cerrarse por el cansancio, intentaba 

resistirme a ello, pero por más que quisiera mantenerme despierta mi cuerpo 

necesitaba descansar.


Vi un cuerpo ser lanzado al otro lado de la habitación; era mi hermana. Quise 

levantarme, pero las piernas no me respondían; escuchaba gritos y lamentos a 

mí alrededor.


Sentí impotencia.


No podía ser débil, no cuando casi lo lográbamos.


Miré a mi alrededor como pude, pues estaba tirada en el piso y a mí alrededor 

había sangre regada; suponía que era mía.


Vi a mis hermanas a los ojos y noté la rotunda derrota en ellos, que tenían 

lágrimas escurriéndose por sus mejillas. Ambas me miraban con preocupación 

y terror, pero ¿por qué?


No lo entendí hasta que frente a mí visualicé unos blancos pies manchados de 

sangre. Alcé la mirada para observar a mi verdugo y de repente tuve unas 

intensas ganas de llorar.


Era imposible que ese bello ser fuera quien nos estuviera haciendo daño ahora 

mismo, todavía no podía aceptarlo. Mi mente trataba de hallar mil soluciones 

para esto, pero lo único que ocupaba mis pensamientos era él. Su hermoso 

rostro, sus bellos ojos…


No podía creer que él me hubiera hecho tanto daño.


Mi verdugo se acercó lentamente a mí, mirándome con esos ojos tan 

hermosos. Abrí mis ojos con terror, este sería mi fin.


Sentí sus delicadas manos en mi cabeza, listas para pulverizarme en cualquier 

momento. Todavía tenía la esperanza de que la que alguna vez había sido mi 

familia viniera a rescatarme, pero eso nunca sucedió.


Esto no era como en las películas, nadie vendría a rescatarme ahora. Esa 

dolorosa verdad me estrujó el corazón.


La vida no era justa, el mundo no era justo.


Y es que después de todo lo que había pasado, todo lo que había superado…


Simplemente no podía terminar así, no después de tanto sufrimiento. Sentí 

como sus manos giraban mi cabeza, todo lo veía en cámara lenta.


Escuché y vi a mis hermanas gritar mi nombre, pero ese grito era lejano, ellas 

no podían hacer nada por ayudarme; estaba sola.


Miré a los ojos a la persona frente a mí.


— ¿Por qué? —Murmuré como pude, pues mi garganta estaba seca de tanto 

gritar.


—Lo siento. —Murmuró con tristeza; de mis ojos comenzaron a salir varias 

lágrimas de dolor y furia.


Quise quitármela de encima moviéndome bruscamente, pero lo único que logré 

fue que hiciera más presión en mi cabeza. De un momento a otro sentí un 

golpe más, pero ya no me dolió. Había recibido muchos más dolorosos hace 

tan solo unos minutos.


Soltó mi cabeza y se puso de pie. Llevó su pierna para atrás y me propinó una 

patada en el estómago. Cerré los ojos.


Sentí con mucho dolor patada tras patada, mi mente quería desconectarse del 

mundo exterior, pero simplemente no podía.


Y continuaron las patadas, solo que ahora eran en todo mi cuerpo, sentía un 

dolor indescriptible, me pesaban los brazos y las piernas, las cuales creo que 

estaban rotas. Tenía severas cortadas en mis brazos y en mi rostro.


No quería seguir sufriendo, no podía sola con esto. De mis ojos comenzaron a 

caer varias lágrimas. Quería a mi mamá.


Quería que me abrazara otra vez, que me arropara en las noches como solía 

hacerlo cuando era todavía una niña.


—Mami… —Dije en un débil susurro. —Ayúdame. —Rogué, pero esa ayuda 

nunca llegó. No podría soportarlo por más tiempo, pronto caería en una eterna 

inconsciencia.


Eso ahora me parecía más atractivo. La muerte; si moría vería otra vez a mí 

mamá, podría abrazarla otra vez y dejar de sufrir.


Solté un chillido al sentir otra fuerte patada dirigida a mi rostro y ya no pude 

más, mis ojos se cerraron rendidos ante tal esfuerzo. Mi mente estaba 

cansada y no podía permanecer despierta por más tiempo.


Y, sintiendo una última patada, fue que pude vislumbrar una fuerte luz blanca. 

Me puse de pie y miré a mí alrededor, estaba rodeada de luz blanca, la 

horrible escena que había vislumbrado segundos atrás ya no estaba.


Observé mis brazos, estos estaban totalmente sanos; ya no sentía ningún 

dolor. Me sentí en paz por primera vez en diez años.


Sonreí.


Me sentía como si estuviera en casa.

--Siguiente--

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