Crazy Miss Sunshine Little Space

¿Una mentira o una verdad?

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de la grandiosa Stephenie Meyer; yo solo juego con ellos. La historia en cambio si me pertenece(;

Prefacio



Estaba en mi habitación, pensando cuál sería la mejor manera de deshacerme 

de Aleec y Felix; ellos habían estado persiguiédome, amorosamente hablando, 

desde hacía ya mucho tiempo y resultaba exasperante.


No recordaba cuando había sido la última vez que los había rechazado, pero


no creo que fuera hace demasiado tiempo.


De repente alguien tocó la puerta, sacándome de mis cavilaciones.



—Adelante —Respondí con un tono de voz conciliador. Escuché abrirse la 

puerta y Jane Vulturi entró dedicándome una radiante sonrisa.


—Hola querida hermanita —Decía mientras se sentaba a mi lado en la cama 

dando un sentón increíblemente fuerte.


—Bien, suéltalo. ¿Qué es lo que quieres? —Le contesté con sarcasmo 

mientras ella ponía una mueca de total indignación.


—¿Acaso crees que solo vengo por querer algo? —Me le quedé mirando 

escéptica. —¡Está bien! Aro quiere que escojamos un lugar en el cual 

quedarnos por un tiempo; dice que son algo... tipo vacaciones; pero no le 

creo. Pienso que más bien es un tipo de misión. —Vaciló, haciendo una 

expresión de fingida astucia.


—Creo que no, nos está dando a escoger el lugar. ¿No es así? —Ella me 

observó y me miró con suspicacia.


—¡Cierto! — Pero aun así siguió con la duda en su rostro. —¿Qué querrá 

ahora? —Se preguntó a ella misma ceñuda.


—No lo sé, pero... —Dije levantándome de un salto de la cama. — será mejor 

ir a preguntarle nosotras mismas, ¿no crees? —Finalicé ya levantada, 

sonriendo y tendiéndole una mano con la cual se ayudo para levantarse igual 

de un salto. Ella también sonreía.


Para mi hubiera sido muy normal verla sonreir, pero si alguien más hubiese 

estado allí se hubiera quedado con la boca abierta del asombro.


Jane no solía sonreir.


Una vez cara a cara con las grandes puertas que llevaban hacia los tronos en 

donde se encontrarían ya Aro, Cayo y Marco; los más supremos líderes de 

nuestra raza. Antes de abrir las puertas Jane y yo cubrimos nuestras cabezas 

con la ya conocida capa negra que nos identificaba.


—Hola queridas —Nos recibió Aro, con un saludo lúgubre, desde su habitual 

posición; la cual era entre Cayo que estaba a su izquierda y Marco a su 

derecha.


—Amo —Contestamos las dos al mismo tiempo, incándonos y quitando la capa 

de nuestras cabezas


—¿Qué desean? —Intervino Cayo, con voz fría, cruel y hostil.


—Hemos venido a preguntar algo —Dije con seguridad.


—Hablen —Contestó Marco con voz ronca y de manera monótona.


—Queremos saber el fin de esta "misión", si puede llamársele así —

Argumentó Jane con voz fría y calculadora. Sus ojos de un rojo brillante eran 

increíblemente penetrantes cuando observaba de esa manera.


—Queremos que vayan a Forks, tenemos entendido que acaba de llegar un 


clan que quizás cause problemas —Repuso Aro con una maléfica sonrisa.


Yo sonrío.


—Por supuesto amo, sus órdenes son mi ley —Contesté fríamente, poniendo 

mis escalofriantes ojos rojos en los suyos.


—Espero que se diviertan. —Dijo juntando sus dos manos y sonriéndonos a 

las dos. —Y recuerden, no quiero sorpresas.

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